La calefacción por suelo radiante es uno de los sistemas más eficientes del mercado. Pero como todos, necesita un mantenimiento rutinario que le permita conservar sus características como el primer día.

Invertir en un sistema de calefacción por suelo radiante siempre es una decisión beneficiosa tanto por la comodidad y el confort térmico que proporciona como por el ahorro energético que supone a final de mes.

Entre sus ventajas podemos destacar:

  • Una óptima sensación térmica al expandir el calor desde el pavimento hasta la altura de la persona.
  • Es respetuoso con el medio ambiente al reducir los consumos de energía y contar con mínimas emisiones de CO2.
  • Brinda un ahorro de entre un 20-30% en comparación con otros sistemas de calefacción convencionales y hasta un 80% si se combina con fuentes renovables como las calderas de condensación, las calderas de biomasa, la aerotermia o la geotermia.
  • Posibilidad de usarlo en verano para refrescar el ambiente al hacer circular agua fría por las tuberías.
  • Es un sistema totalmente silencioso.
  • No ocupa espacio.

Pero no porque no se vea deja de ser necesario revisarlo y realizar algunas tareas de mantenimiento de forma rutinaria. Por eso, es bueno conocer cuándo y cómo proceder a limpiar su circuito e inspeccionar su funcionamiento.

Problemas comunes con el suelo radiante

El suelo radiante es una red cerrada de tuberías de agua que funciona a una temperatura entre 30-45ºC. Es decir, creamos un entorno oscuro con oxígeno, humedad y calor, las condiciones óptimas para la proliferación de microorganismos. Y es que aunque los conductos sean impermeables al oxígeno, este siempre termina colándose por multitud de puntos, como válvulas, empalmes, juntas o purgadores.

A pesar de ello, es recomendable el uso de tuberías antidifusoras de oxígeno, ya que aquellos suelos que no cuentan con estas características se deterioran y ensucian mucho más rápido: unos dos años frente a la década que puede aguantar una instalación mejor protegida.

Sin embargo, todas están abocadas a que, antes o después, generen lodos, fangos, algas y corrosiones debido a la oxidación interna de los tubos. Y, por supuesto, debemos tener en cuenta posibles desajustes en el propio mecanismo, los cuales pueden dar lugar a otros problemas usuales como:

  • Fugas de agua.
  • Perturbaciones en la regulación calorífica, habitaciones o zonas concretas con diferentes temperaturas. 
  • Pérdidas en la transmisión del calor.
  • Aumentos en el consumo de energía.
  • Malos olores por la acumulación de aguas sucias en las tuberías y la aparición de óxido.
  • Deterioros en los tubos, las válvulas, las llaves o la caldera.

Por todo ello, examinar habitualmente tu circuito de suelo radiante resulta imprescindible para corroborar su óptimo funcionamiento y evitar sustos. ¡Más vale prevenir que curar!

¿Cuánto cuesta realizar el mantenimiento del suelo radiante?

El reconocimiento y el saneamiento de un sistema de suelo por radiación no son muy complejos, por lo que son tareas que puede hacer uno mismo. Eso sí, lo mejor es que sigas las recomendaciones del fabricante o aquellas que te haya podido dar la empresa instaladora.

Pero si has detectado averías, no tienes tiempo o, simplemente, prefieres que lo haga un profesional, en Fusionaire Instalaciones nos encargaremos de dejar tu suelo radiante como nuevo. Llámanos al 918 71 11 36 o escríbenos a contacto@fusionaire.es , nos desplazamos por toda la Comunidad de Madrid y te ofreceremos un presupuesto sin compromiso. O si lo prefieres, también puedes visitarnos en la calle Dr. Fleming, 12, de Arganda del Rey (Comunidad de Madrid).

El coste de una limpieza completa del circuito de suelo radiante dependerá de los metros cuadrados de la vivienda y de la situación en la que se encuentre. La media suele rondar unos 800 euros y se incluye la higienización de colectores, válvulas, tuberías… Para otros trabajos, como fugas o fallos en la regulación térmica, ya sería necesaria la evaluación in situ de uno de nuestros profesionales.

¿Cuándo realizar el mantenimiento?

Al igual que con las bombas de calor y los aires acondicionados, lo mejor es hacerlo antes y después de su uso prolongado. Ahora que estamos a las puertas del invierno deberías efectuar una inspección. Imagínate que en pleno diciembre te empieza a dar fallos, ¡menudas Navidades ibas a pasar! Y cuando vuelva a entrar la primavera y, por lo tanto, decaiga su empleo, sería recomendable revisar de nuevo que todo sigue en orden.

Aparte de estos exámenes bianuales, es preciso comprobar su funcionamiento si:

  • Ves incrementar tus facturas energéticas de forma notable y sin explicación aparente. Es un claro indicativo de que algo no va bien ahí abajo. 
  • Te das cuenta de que hay áreas de tu vivienda que están más calientes o más frías que otras.

¿Cómo realizar una inspección?

Llevar a cabo comprobaciones y pequeñas tareas de mantenimiento regularmente en tu suelo radiante te ahorrará averías y ese malestar de saber que la situación se podría haber evitado, fuera aparte de los gastos de las reparaciones pertinentes. Así que remángate, coge tu caja de herramientas y sigue leyendo porque te explicamos qué es lo que tienes que hacer para poner a punto tu suelo radiante.

  • Limpia el agua

Una vez al año hay que comprobar la acumulación de suciedad en las tuberías para prevenir la generación de lodos y algas que terminarían dañando la caldera, las válvulas y los propios conductos.

Lo primero es vaciar todo el contenido de agua. Una vez hecho, limpia manualmente las válvulas, los circuitos y los colectores. Ahora vuelve a llenar el circuito y añade un aditivo especialmente indicado para eliminar los lodos y las impurezas producidas. Deja que tu suelo radiante funcione así durante dos o tres semanas.

Una vez pasado ese tiempo, vuelve a vaciar el sistema y llénalo de nuevo, pero esta vez agrega un aditivo anticorrosiones para impedir futuras pérdidas o fugas.

  • Instala de un desfangador

Este paso no es obligatorio, pero sí que te recomendamos que instales un desfangador magnético que separe y elimine la suciedad que se pueda ir creando dentro del circuito. Además, estos desfangadores llevan incorporado un grifo en su parte inferior que te permitirá deshacerte de las impurezas que se hayan ido acumulando en su interior. Si ya lo tienes, es bueno que periódicamente vacíes su contenido y lo mantengas limpio.

  • Revisa del caudalímetro

Verificar el funcionamiento del caudalímetro es una de las tareas más importantes. Con este aparato puedes distribuir el caudal del agua por cada una de las redes de tuberías que forman el sistema y regular una temperatura diferente en cada estancia. Gracias a ello es más fácil comprobar si hay obstrucciones o fallos en el circuito que impidan un reparto uniforme del calor.

  • Mantén limpio el suelo

Por último, esto es algo que debes hacer habitualmente: mantener limpio el pavimento. Dependiendo de si es de gres, madera, cerámica, baldosa o laminado, utiliza los productos de higiene adecuados para conservar el suelo limpio. Esta sencilla acción evitará que el polvo y la suciedad de la casa se acumulen y puedan producir alteraciones en la distribución calorífica del sistema.

Si durante el proceso de inspección y mantenimiento detectas fallos o te surge alguna duda, recuerda que estamos a tu disposición. Te asesoraremos para que puedas mantener tu suelo radiante como el día que lo estrenaste y solucionaremos las averías que hayas descubierto de manera inmediata para que vuelvas a sentir el confort que este sistema te proporciona.

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